Al final de la audiencia general de este miércoles, el papa Francisco pidió rezar por él y afirmó: «está muy enfermo».
El Vaticano confirmó que en las últimas horas se agravó el estado de salud del papa emérito Benedicto XVI debido a su avanzada edad, pero aclararon que “la situación por el momento sigue bajo control” de los médicos.
«#OremosJuntos por el Papa Emérito Benedicto XVI, que en el silencio sigue rezando por la Iglesia. Pidamos al Señor que lo consuele y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final», escribió en su cuenta de Twitter el papa Francisco, algo que también hizo en la audiencia general de este miércoles.
En este sentido, se refirió el director de la oficina de prensa del Vaticano, Matteo Bruni, quien informó: “En cuanto a las condiciones de salud del papa emérito, por quien el papa Francisco pidió oración al final de la audiencia general de esta mañana, puedo confirmar que en las últimas horas se ha producido un agravamiento por el avance de la edad”.
En tanto, del protegido y hermético convento Mater Ecclesiae, en los jardines vaticanos, donde desde 2013 vive apartado Benedicto XVI tras su renuncia, no se emitió parte.
La última fotografía del emérito la publicó el 1 de diciembre la Fundación Joseph Ratzinger, cuando el papa recibió en su residencia a las dos personalidades galardonadas con el Premio Ratzinger, el biblista francés Michel Fédou y el jurista judío Joseph Weiler.
Como en las últimas imágenes, a Benedicto se le veía sentado en el sofá junto a su fiel secretario, Georg Gänswein, y aparecía muy delgado, pero atento a la conversación.
Por su parte, Francisco lo visitó por última vez en agosto, junto a los nuevos cardenales de la Santa Sede.
La última vez que Benedicto XVI rompió el silencio fue a inicios de año cuando tuvo que salir al paso de las acusaciones de cómo había gestionado algunos casos de sacerdotes acusados de abusos a menores cuando era arzobispo de Munich y que habían surgido en el informe redactado por la Iglesia alemana sobre la pederastia.
En una histórica declaración pública, Benedicto XVI afirmó: “He tenido una gran responsabilidad en la Iglesia católica. Tanto más grande es mi dolor por los abusos y errores que se han producido durante el tiempo de mi mandato en los respectivos lugares”.